Esta universitaria caliente tenía una clase privada en su casa, pero la lección que de verdad quería dar era de pura cachundería. El profe intentaba explicarle la materia, pero la morra, más arrecha que un chile habanero, se le insinuó descaradamente. Fue a la cocina, se bajó las bragas y le enseñó todo su arsenal. No hubo vuelta atrás: terminaron dándolo todo, follando como condenados en el sofá en una sesión de puro sexo salvaje.

