La jovencita llegó a limpiar, pero el muy cabrón tenía otros planes. Le hizo ponerse un uniforme bien putón y, cuando la zorra le preguntó si necesitaba algo más, él no se anduvo con rodeos: "Sí, quiero que me la mames". La muy guarra ni lo dudó; se hincó y se puso a chupársela con una mirada de pura lujuria. Después de darle duro a cuatro patas, la perra se montó encima para que le dejara la leche bien adentro del chocho, y al final se ve cómo le escurre todo el semen.
