Cuando estos hermanastros se quedan solos en casa, el aburrimiento dura poco. La muy zorra de Madison Wilde, después de picar algo, le confiesa al chico que sigue con hambre. El tipo le sigue el juego con su buena verga, y la guarra no puede evitar mirar ese tremendo rabo, deseando que se lo clave entero en el coño. Sin perder tiempo, se lanzan al sofá donde la cerda se monta encima para sentirlo hasta el fondo. La cosa se pone más caliente cuando él la pone a cuatro patas y empieza a reventarle el culo a duras penas, dejándola hecha una puta.


