Kona Jade, la zorra más cachonda, pilló a su hermanastro con un consolador nuevo y no pudo evitar reírse. "¿Para qué un juguete de plástico teniéndome a mí, hermano?", le espetó la muy guarra. Sin perder un segundo, se puso de rodillas y se tragó toda su verga, sintiendo cómo se ponía dura. El tío, al borde del correrse, gemía que su boca era mil veces mejor. Pero la negra no se conformó y, montándoselo como una yegua en celo, le dio una lección de cómo es un coño de verdad, bien apretado y caliente.


